El Presidente Page recordó recientemente en Motilla del Palancar que en este primer trimestre se dispondrá de los estudios previos sobre los itinerarios de la autovía Cuenca-Albacete y que el Gobierno de Castilla-La Mancha “no renunciará” a una “conexión lógica” entre dichas capitales con el Mediterráneo.

La Fundación Campollano considera un acierto favorecer las relaciones de ambas capitales con el Mediterráneo y que ello constituya un objetivo regional de la mayor trascendencia ya que el Estado está desarrollando el Corredor Mediterráneo, una parte de las redes transeuropeas de transporte (RTE-T) que definirá el futuro de las comunicaciones entre España y la Unión Europea. La reciente apertura ferroviaria en alta velocidad del tramo Valencia-Castellón, es la última manifestación de este macroproyecto.

El nuevo documento de consultas medioambientales preliminares proponía como primera opción que la autovía Cuenca-Albacete llegara hasta La Gineta pasando por Tarazona de La Mancha, una inversión muy poco útil y escasamente productiva a juicio de esta Fundación. La otra alternativa, que llegó a estar proyectada e incluso con tramos adjudicados en 2011, discurría desde Tarazona de la Mancha hasta Romica por la carretera de Madrigueras a Albacete, contando entonces con los preceptivos informes medioambientales favorables.

Además, los miembros del Observatorio de las Comunicaciones de la Fundación Campollano han constatado que ninguno de estos dos trazados contemplados por la JCCM para el tramo albacetense afecta a zonas que requieran distintas medidas de protección medioambiental. Las diferencias naturales y culturales que puedan manifestarse entre ambos itinerarios no constituyen ningún obstáculo medioambiental que en su caso no pueda ser modificado en el transcurso del desarrollo del proyecto. Finalmente, resultaría una incongruencia que se esté promoviendo la construcción de un tercer carril en el tramo de La Roda a Albacete de la A-31 para resolver los problemas de saturación durante los desplazamientos de vacaciones y festividades y que a su vez la administración regional lo sobrecargara con la circulación de los vehículos que utilizarían la autovía Cuenca-Albacete para conectar ambas capitales, con los que viajarían entre Albacete y Valencia por la A3 Madrid-Valencia y con los que se desplazarían entre la futura autovía A-32 Albacete-Linares y La Manchuela.

Para la Fundación Campollano, ante esta similitud de circunstancias medioambientales, la decisión final debería adoptarse basándose en los mayores beneficios territoriales, económicos y sociales que se puedan obtener con la inversión y contando con las demandas reiteradamente explicitadas desde nuestra ciudad y provincia. El proyecto aprobado en 2011 por la JCCM que incorporaba en su salida desde Tarazona de La Mancha a la población y las actividades productivas de las localidades de Motilleja y Madrigueras, es indiscutiblemente el más beneficioso para todos: para la ciudad de Albacete, para los numerosos municipios de su área de influencia en La Manchuela y para la vertebración regional en este importante sector levantino de Castilla-La Mancha, que antaño fue la vía natural de comunicación entre Albacete y Valencia y que actualmente no ha sido favorecido por las grandes inversiones en infraestructuras viarias de la España democrática.

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